"A la elite se viene a competir, a escuchar, a esforzarse y no a divertirse sin más"

Mis reflexiones sobre el futsal femenino nacional suelen tener un cierto tono pesimista y, en definitiva, si escribo sobre ello es porque año tras año veo como va disminuyendo de manera notable la calidad, el interés por aprender, por escuchar, por aceptar las correcciones, por esforzarse, y eso para mí es una muy mala noticia.

Aunque suene duro las jugadoras llegan a la élite con un nivel técnico, táctico, físico y psicológico muy limitado. Pero con unas exigencias muy altas. 

Lo que yo critico es que en la línea hegemónica de esa nueva forma de anteponer la diversión al esfuerzo que conlleva cualquier aprendizaje, se da a entender que el éxito es fácil y que cualquiera pueda jugar en 1ª división. Y se olvida que a la elite no se debería llegar sin esfuerzo, disciplina y constancia.

Cualquier aprendizaje necesita disciplina y tenacidad. Ahora mismo, todo tiene que ser fácil y cómodo. Si mantienes la importancia del esfuerzo eres ya sospechoso de ser un retrógrado. Pero, en definitiva, nadie le impone a uno cómo tiene que entrenar y que debe exigir, ¿no?

Una de las preguntas más interesantes podría ser: ¿Por qué las jugadoras llegan a la élite con escasa capacidad para soportar y tolerar el esfuerzo, la disciplina, las correcciones, o el trabajo duro? Los cursos de entrenador y las metodologías de enseñanza dirigidas a las niñas que empiezan deberían planteárselo y analizar qué se hace mal. Se opta por lo más cómodo. Sobreprotegemos a las jugadoras. Y poco a poco olvidamos que el deporte es una carrera de obstáculos que las jugadoras tienen que saber vencer. Que tienen que aprender a gestionar el fracaso, a tolerar la frustración.

También creo que se confunden muchas cosas. La autoridad, que es fundamental, y el autoritarismo, por ejemplo. La autoridad del entrenador no es para imponer, es la que se deriva del respeto deportivo hacia quien sabe. Por eso, la relación entre jugadoras y el entrenador nunca puede ser horizontal porque las primeras aprenden y el segundo sabe. Es una relación jerárquica.

Otra de las cuestiones que también se confunde en exceso es cuando hablamos de "la motivación". En la vida, hacemos cosas que no nos apetecen, que no parecen sugerentes pero que hay que hacer. Estamos tan preocupados en motivar que evitamos decir la verdad al que lo hace mal y al que lo hace bien.

De todas maneras, la jugadora que es brillante siempre sale adelante aunque haya un mal sistema, pero esa no debería ser la cuestión.

Fdo. H. Posse